Análisis de la Pisada y Biomecánica del Corredor.
Todos los corredores conocen perfectamente que su entrenamiento comienza con una buena base. El pie y la zapatilla son la base mecánica del entrenamiento del corredor. Estos dos elementos suponen el punto de conexión entre su cuerpo y la carretera.
La biomecánica deportiva es la ciencia que estudia el gesto deportivo aplicando las leyes mecánicas y físicas por métodos de ingeniería con objeto de entender sus mecanismos físicos usando modelos, simulaciones y mediciones del gesto deportivo. El gesto deportivo del corredor más determinante es su pisada. El estudio de la pisada nos informa de cómo el pie y miembro inferior funcionan durante la carrera.
El estudio de la pisada del corredor hace referencia a la forma como el pie entra en contacto con el suelo y cómo se producen los movimientos y las cargas durante la fase de apoyo de la carrera. Estas cargas y movimientos son muy diferentes de unos corredores a otros y determinan en gran medida la biomecánica del corredor concreto.
¿Por qué es importante el análisis de la pisada?
El análisis de la pisada en el corredor aporta información muy importante acerca de cuales son las fuerzas y los movimientos que experimenta el pie al correr. La pisada es muy diferente de unos corredores a otros y determina las diferencias existentes en la biomecánica de los diferentes corredores y la propensión a determinadas lesiones de unos y otros.
Hoy en día existe una gran oferta de sistemas, fabricantes y vendedores que ofrecen un análisis de la pisada del corredor. Desgraciadamente en muchas ocasiones estas pruebas son realizadas por personal no sanitario y que no presenta un entrenamiento adecuado sobre biomecánica del pie y miembro inferior. Un estudio biomecánico riguroso de la pisada del corredor y de sus movimientos durante la carrera nos ayuda a entender las zonas más sometidas a estrés en el pie, rodilla y cadera.
¿Pronador, supinador o neutro?
Actualmente la mayoría de los corredores están familiarizados los términos de pronación o supinación que hacen referencia al movimiento del pie durante la carrera. Estos términos son importantes ya que nos informan de cómo se produce la carrera.
Cuando corremos, el talón contacta inicialmente con el suelo por su borde externo generalmente (supinación). A continuación el pie tiende a moverse rotando hacia dentro hasta que toda la planta del pie contacta con el suelo, y a este movimiento se le denomina pronación. Cuando el talón se levanta del suelo durante la carrera el pie tiende a supinar levemente de nuevo.
Es raro encontrar un corredor que supine o prone la cantidad justa o en la proporción adecuada. Generalmente la mayoría de los corredores, especialmente aquellos que sufren de dolor en la rodilla, lesiones del tendón de Aquiles, lesiones del tendón tibial posterior o de los tendones peroneos, periostitis tibial o dolor en el talón sufren de una excesiva pronación o supinación del pie cuando corren en algún momento.
Repasando estos términos de nuevo podemos entender como es la carrera de un corredor determinado. Todo el mundo piensa o tiende a pensar que la pronación es nefasta para el corredor y eso no es cierto. Todo el mundo necesita pronar al correr para adaptarse al terreno y absorver el impacto de la carrera. Sin embargo, el exceso de pronación (una rotación hacia interno del pie excesiva durante la carrera) hace al corredor especialmente predispuesto a sufrir lesiones por sobreesfuerzo. El corredor con pronación severa tiende a tener un tipo de pie aplanado (con poco arco).
Los pronadores severos suelen tener pies “flexibles” lo que les produce inestabilidad de las estructuras de soporte durante la carrera. Esto puede causar las lesiones por sobresfuerzo anteriormente descritas. Si tu caso es éste que hemos comentado de pronación severa, sería conveniente buscar zapatillas con control de pronación y muy posiblemente necesites Ortesis Funcionales que son plantillas hechas a medida para corregir la biomecánica del pie durante la carrera.
El caso contrario es de los corredores con gran supinación o supinadores. El pie supinado se encuentra típicamente rotado hacia afuera en el talón y en el antepie. Los supinadores son definitivamente una minoría comparada con los pronadores. Los pies con supinación severa tienden a ser bastante más rígidos y no pueden absorber el impacto al igual que ocurre con los pronadores. Es normal por tanto que un pie rígido como ocurre con los supinadores esté predispuesto a tener esguinces de repetición, fracturas de estrés, lesiones de los peroneos y dolor en la rodilla tanto en su cara interna como externa. Los corredores con supinación severa deben de buscar un calzado que tenga una amortiguación especialmente buena, así como flexibilidad. Muchos supinadores se sienten más cómodos con un zapato de horma levemente curvada debido a la forma de su pie.
¿Por qué se producen las lesiones por sobreesfuerzo?
Las teorías más actuales sobre el estudio de las lesiones por sobreesfuerzo en el deporte hacen referencia a que estas lesiones se inician por un proceso de estrés continuado sobre determinadas estructuras anatómicas (ligamento, tendón, músculo, cartílago o hueso) que sobrepasa el umbral de estrés tolerable por dicha estructura. La carrera es un gesto repetitivo continuo que implica un elevado impacto sobre las estructuras del pie y del miembro inferior. Las lesiones comienzan cuando este gesto deportivo está ejerciendo un estrés excesivo en una estructura anatómica determinada que sobrepasa su límite tolerable de estrés.
Tanto los pronadores como los supinadores e incluso en algunos casos de corredores con pisada bastante neutra someten al pie y al miembro inferior a situaciones estrés mantenidas que pueden resultar en lesiones si se sobrepasa el nivel de estrés tolerable por el tejido. La curación de estas lesiones en el corredor pasa por tomar medidas para disminuir dicho estrés con objeto de conseguir la curación del tejido lesionado. Este aspecto se ha demostrado absolutamente imprescindible para evitar recaídas posteriores de la lesión. Las plantillas hechas a medida con objeto de modificar la función anormal del pie, son el método de tratamiento más adecuado para disminuir el estrés en los tejidos favoreciendo su curación.
La Zapatilla del Corredor
La zapatilla del corredor es el instrumento que sirve de conexión entre el pie y el suelo. De hecho, es el único instrumento artificial o no natural que posee el corredor para realizar su actividad: correr. Vamos a revisar las diferentes partes de la zapatilla de correr centrándonos en sus cuatro partes que la hacen completa.
La zona superior de la zapatilla puede ser de cuero (muy raro actualmente) o en casos de zapatillas más ligeras de materiales sintéticos lavables y transpirables con objeto de reducir el calor que se acumula en el pie al correr. Otro componente de la zona superior es la lengüeta de la zapatilla que debe de estar convenientemente acolchada con objeto de acomodar la parte superior del pie contra la presión de los cordones. En la parte posterior de la zapatilla el refuerzo posterior también debe de ser conveniente acolchado para evitar fricción e irritación del tendón de Aquiles.
La suela de la zapatilla es la capa que entra en contacto directo con el suelo que está pegada a la parte inferior de la entresuela. La suela resiste el uso y el desgaste, provee tracción y tiene cierta importancia en la absorción inicial del choque al correr. La suela suele estar hecha de goma de caucho inflada, goma de carbón endurecido o de una combinación de ambas. El caucho inflado es la suela más ligera pero no es tan resistente como el carbón. La propulsión que ejercen ambos materiales es muy similar.
El contrafuerte del talón es la parte rígida de la zapatilla que rodea el talón. Debe de estar hecha de un material que sea a la vez rígido y duradero para soportar y estabilizar el talón. Si observamos zapatillas antiguas se puede observar el desgaste y rotura de la parte de dentro del contrafuerte (por dentro de la zapatilla), y a la larga, tiende a perder rigidez. Es por esto que se usan contrafuertes rígidos en esta zona. En la zona del talón también suele presentar generalmente una pequeña alza o talonera que eleva la parte del talón de la zapatilla con respecto a la parte del antepié mejorando la habilidad de la zapatilla de absorber el impacto cuando el talón contacta con el suelo. Una ventaja de esto es que reduce la tensión en el tendón de Aquiles mejorando la amortiguación. En muchas de las zapatillas de competición esta talonera es mucho más pequeña de lo habitual lo que hace que su amortiguación al contactar del talón sea más reducida.
La entresuela o mediasuela es la parte que se encuentra entre la suela y la parte superior. Para muchos esta es la parte más importante de la zapatilla. Desarrolla diversas funciones ya que debe ser capaz de absorber el impacto dando amortiguación al pie al correr y a la vez debe ser capaz de controlar los movimientos anormales y/o excesivos del pie (pronación o supinación). Los primeros materiales que se usaron para la entresuela de las zapatillas deportivas fueron Etil Vinil Acetato (EVA) y poliuretano (PU). EVA es una espuma ligera que tiene una excelente capacidad de amortiguación. Su principal problema es que se desgasta muy pronto rompiéndose. Una solución es usar EVA moldeado con compresión, haciéndola más dura y más duradero. El poliuretano es más duradero pero a consecuencia de eso se pierde parte de su función como amortiguador. La mayoría de las entresuelas de las zapatillas deportivas que se usan hoy en día están construidas con Gel, Foam u otros materiales específicos dependiendo de la marca comercial. Este tipo de amortiguación hace que la entresuela dure más tiempo a la vez que añade estabilidad y absorción del impacto a la zapatilla. Generalmente es en este aspecto donde se observan las mayores diferencias de calidad de una zapatilla a otra entre los diferentes modelos y compañías. Este es el aspecto en el que comenzó la “guerra tecnológica” de las zapatillas deportivas.
Recuerda que la absorción del impacto está relacionado cuanto de compresión/deformación se puede conseguir en la entresuela de la zapatilla. Cuanto más se pueda comprimir mayor movimiento e inestabilidad existe en la zapatilla. Cuanto menos se pueda comprimir, mejor estabilidad y control del movimiento tendrá la zapatilla pero necesariamente existirá una disminución de la absorción del impacto. En este caso notarás la zapatilla “más dura” o con menos amortiguación.
Trucos para comprar zapatillas de correr:
La Asociación Americana de Running & Fitness y la Academia Americana de Podología en Medicina del Deporte recomienda los siguientes aspectos:
- Prueba ambos pies. Anda y camina por la tienda unos minutos e intenta trotar si es posible en una cinta de marcha.
- Prueba diferentes modelos y tallas de tal forma que tengas elementos de juicio suficientes. No te apresures en tu compra.
- La zona de la lazada y de la lengüeta debe de estar suficientemente acolchada, especialmente si tienes prominencias óseas en el dorso del pie (muy común en pies cavos o con mucho puente).
- Asegúrate que la suela se flexiona fácilmente en las zonas que debe de flexionarse, esto es en los dedos y no en la mitad de la zapatilla, donde debe de mantenerse lo más rígida posible.
- Compra zapatillas que tengan plantillas internas que puedan ser reemplazadas fácilmente de tal forma que las puedas modificar o que puedas cambiarlas por unas plantillas terapéuticas hechas por tu podólogo.
- Asegúrate de que te sobra 1 cm de espacio aproximadamente entre tu dedo más largo y la zapatilla cuando estás de pie. Pruébate las zapatillas por la tarde o después de haber entrenado, ya que tus pies son un poco más grandes en ese momento. Los pies tienden a hincharse después de un entrenamiento largo.
- La clave para encontrar la mejor zapatilla es la comodidad, no el precio o la marca de la zapatilla. No esperes un periodo de adaptación a la zapatilla para empezar a sentirte cómodo. Debes de sentir cómoda la zapatilla desde el primer día.
- La zona anterior de la zapatilla debe permitir albergar los dedos permitiendo que se puedan mover dentro de la zapatilla. La parte media del zapato cuando se ata debe de mantener tu pie sujeto de tal manera que no permita que el pie se desplace hacia adelante golpeando los dedos con la zapatilla. Si notas demasiada presión al atar la zapatilla. Comienza la lazada en el siguiente ojal.
- La parte posterior de la zapatilla debe de ajustarse en el talón de tal forma que no cree rozadoras pero que tampoco debe dejar levantar el pie sobre el talón.
- Comprueba la calidad de las zapatillas. Colócalas en una superficie lisa en que las puedas mirar por detrás. La mitad del talón debe de estar perpendicular al suelo. Si esto no ocurre, la calidad de la zapatilla no es óptima.
- Prueba las zapatillas con los calcetines y plantillas con las que vas a usar las zapatillas de forma habitual.
Para cuidar la zapatilla y que duren más tiempo, úsalas únicamente para correr o entrenar y déjalas secar lentamente al aire cuando están húmedas.
Es recomendable si buscas una zapatilla para correr, que selecciones primeramente una tienda adecuada que esté especializada en zapatillas deportivas con vendedores preparados. Ellos conocen perfectamente las últimas novedades en diseño y características del calzado. Generalmente ellos también son corredores como tú y son los que mejor te podrán aconsejar. Si tienes alguna anormalidad biomecánica o presentas lesiones recurrentes acude a tu podólogo para que te realice una adecuada exploración biomecánica cuando corres. Él detectará cualquier problema biomecánico y te aconsejará la zapatilla adecuada que necesitas.
Lesiones Más Comunes del Pie y del Tobillo del Corredor
Prácticamente cualquier tipo de actividad deportiva puede producir una lesión en el pie y/o el tobillo, incluso la natación. El índice de lesiones y la localización de estas lesiones puede variar en los diferentes deportes practicados pero el diagnóstico y el tratamiento se basan en una evaluación común de estos métodos. Las lesiones deportivas más comunes pueden clasificarse en:
- Lesiones en el tendón
- Esguinces articulares
- Lesiones de la placa de crecimiento en niños
- Lesiones en el hueso y/o periostio.
- Lesiones de las uñas: arrancamientos, hematomas, enclavamientos…
- Rozaduras y ampollas
- Contusiones
Lesiones en el Tendón
Las lesiones tendinosas son unas de las lesiones más comunes en la práctica deportiva. Estas lesiones pueden estar causadas por desequilibrios musculares, esguinces, trauma directo sobre el tendón y sobreesfuerzo o sobre entrenamiento del tendón. Las lesiones tendinosas más comunes son:
- Lesiones en el talón y en la zona del arco del pie.
- Lesiones de los tendones peroneos en la zona lateral del pie.
- Lesiones del Tendón de Aquiles y del Tendón Tibial Posterior en la zona posterior e interna de la pierna.
Lesiones Musculares
Las lesiones musculares ocurren por trauma directo sobre el tendón o por un sobreesfuerzo o aumento de la solicitación mecánica del mismo en un contexto de imbalance muscular. Cuando un músculo presenta lesión en fase aguda, el uso de frío y compresión suele ser útil. Reposo es importante en este tipo de lesiones. Puede aparecer hematoma en la zona y en ese caso se debe de buscar asistencia sanitaria.
Esguinces Articulares
Los esguinces en las articulaciones ocurren cuando se fuerza a una articulación a moverse de forma anormal o por encima de su rango normal de movimiento. Las lesiones por esguince más comunes en el pie y tobillo son las siguientes:
- Articulación del Primer Dedo.
- Esguinces en Mediopie – Lesión de Llisfranc.
- Esguinces de Tobillo
Lesiones de la Placa de Crecimiento en Niños
Existen varias lesiones comunes de la placa de crecimiento que pueden ocurrir en niños. La placa de crecimiento es el área junto al hueso que provee al hueso de su crecimiento normal. Una lesión sobre esta zona puede resultar en un cierre prematuro de la placa o en un crecimiento anormal del hueso. Estas son las lesiones más comunes que pueden afectar a las places de crecimiento en el pie y tobillo:
- Dolor en la planta del pie- Enfermedad de Freiberg
- Dolor en la zona interna del pie – Enfermedad de Kohler
- Dolor en la zona posterior del talón – Enfermedad de Sever.
Las placas de crecimiento en el pie suelen cerrarse a una edad de 14-15 años en niñas y 16 en niños. El podólogo debe de evaluar cualquier trauma o esguince articular en el pie y tobillo de los niños para descartar posibles afectaciones en la placa de crecimiento.
Lesiones en el Hueso y/o Periostio
Existen dos tipos básicos de fracturas en los huesos. La forma más obvia es una fractura debida a un traumatismo directo o a un esguince. El otro tipo de fractura se llama fracturas de estrés y ocurre por una repetición anormal de fuerzas que se general sobre el hueso. Las zonas más comunes de fracturas por estrés en el pie son:
- Dolor en la parte anterior del pie – Fractura de estrés de los metatarsianos
- Dolor en la zona interna del pie – Fractura de estrés del escafoides
Otra de las lesiones comunes que ocurren en deportistas y especialmente en corredores es la Periostitis Tibial. El periostio es una capa de tejido que recubre todos los huesos del cuerpo humano. Esta capa externa se puede inflamar por un sobreesfuerzo o microlesiones en el hueso, lo que se conoce como periostitis. La zona más común de periostitis que puede afectar al pie es la periostitis tibial que aparece en la zona interna de la tibia.
Lesiones / hematomas ungueales
Los hematomas en las uñas son muy comunes durante la práctica deportiva. Éstos aparecen como resultado de un trauma menor que ocurre mientras se realiza ejercicio. Con cada paso los dedos pueden golpear el final del zapato o la parte superior del calzado. La presencia de rigidez en la musculatura posterior de la pierna puede agravar la influencia de este trauma menor sobre las uñas.
Es importante asegurarse de que el calzado se ajusta de forma adecuada y estirar la musculatura posterior de forma regular. Si las uñas de los pies se vuelven negras o se despegan levantándose es importante consultar con un podólogo. Si no se tratan adecuadamente estas lesiones de las uñas pueden resultar en infecciones de hongos de las uñas, uñas encarnadas o un crecimiento anormal de las uñas.
Rozaduras/Ampollas
Las rozadoras son lesiones traumáticas de la piel en las que se ha removido la parte más superficial de la piel. Las ampollas se deben a una excesiva fricción en la que la piel se mantiene intacta y se acumula líquido por debajo de la piel. En el caso de rozaduras el área se debe de limpiar con abundante agua y jabón y descargar la zona evitando contacto con las fuerzas. Si la rozadura se vuelve roja o infectada se debe de acudir al podólogo. En el caso de las ampollas, el líquido que se ha formado debe de drenarse sin remover la capa superior. Una crema con antibiótico y un vendaje de compresión media puede ser una buena opción. Al igual que con las rozaduras, si la zona se vuelve roja o infectada se debe de acudir al podólogo.
En cualquiera de ambos casos la aparición frecuente de estas lesiones son indicativas de una función anormal del pie durante la práctica deportiva. Si las lesiones reaparecen de forma constante y repetitiva debe de acudir al podólogo para realizarse una exploración biomecánica.
Esguinces de Tobillo en el Corredor
Una de las lesiones más comunes que experimenta un corredor son los esguinces de tobillo. Esta lesión puede ocurrir debido a un resbalón, a una caída, a un mal apoyo en una zona de relieve o en un pequeño agujero del suelo. Generalmente el esguince es de carácter leve, pero ocasionalmente puede lesionar de forma severa los ligamentos o tendones alrededor de la articulación del tobillo. El tratamiento de estas lesiones se basa en un pronto y acertado diagnóstico de la lesión exacta junto con un programa de rehabilitación agresivo que vaya dirigido a reducir los síntomas, mantener la estabilidad del tobillo y devolver al corredor al nivel de antes de la lesión.
Anatomía General del Tobillo
La articulación del tobillo está compuesto por tres huesos principales: el astrágalo (del pie), el peroné y la tibia (de la pierna). Estos tres huesos juntos forman una articulación perfectamente encajada junto con dos zonas articulares en la cara interna y externa del tobillo. El tobillo está rodeado por una cápsula articular junto con tejido sinovial que proporcionan sangre y oxígeno a la articulación. Los ligamentos del tobillo son las estructuras más importantes que mantienen la estabilidad del tobillo ante las fuerzas que se aplican a él.
La mayoría de los esguinces de tobillo que producen algún tipo de lesión en los ligamentos son debidos a lesiones en situaciones de carga. Cuando un corredor tuerce el tobillo hacia afuera (supinación) y el peso del cuerpo recae sobre el tobillo, el ligamento sufre un fuerte estrés en el sentido de fuerzas de tensión que pueden dañarlo en mayor o menor medida. Este es el caso típico de la lesión de los ligamentos en la cara externa del tobillo como el ligamento tibioperoneoastragalino anterior. Por otro lado, cuando el tobillo se tuerce hacia dentro (pronación) el tobillo también puede lesionarse en los tendones y ligamentos de la cara interna del pie aunque este tipo de lesión es mucho menos común.
Diagnóstico
A la hora de evaluar un esguince de tobillo, es importante conocer el mecanismo de lesión, es decir cómo se ha producido exactamente la lesión y si existen lesiones anteriores similares. Si hubo sensación de crujido o si se puede o no poder peso sobre el tobillo lesionado son cuestiones importantes que necesitan conocerse.
La exploración física del tobillo lesionado puede confirmar el diagnostico junto con los anteriores datos recogidos. Es importante objetivar la presencia de deformidades obvias en el pie y tobillo, hematomas en la zona con coloración negra o azulada, inflamación o incluso rotura de la piel. En ocasiones puede existir fractura de los huesos del tobillo o de una parte de ellos. En estos casos la inflamación y el dolor en la zona son especialmente intensos. La sensación de rotura en el momento de la lesión tanto en la zona interna o externa del tobillo puede ser indicativa de ruptura de los ligamentos o de alguna parte de ellos. Para evaluar la estabilidad del tobillo, el corredor debe de ser examinado en carga y en descarga. La exploración de la fuerza de los distintos grupos musculares es también importante al examinar al paciente en carga.
Se pueden realizar radiografías para descartar fracturas en los huesos del tobillo, presencia de cuerpos extraños o degeneración de la articulación. Cuando se sospecha de la existencia de rotura en los ligamentos o de inestabilidad del tobillo se puede realizar lo que se llama una radiografía de estrés intentando comparar entre los dos tobillos.
Otros estudios que también se pueden realizar son pruebas como TAC (Tomografía Axial Computerizada) para descubrir la presencia de lesiones en el hueso o RMN (Resonancia Magnética Nuclear) para diagnosticar de forma específica lesiones en los tendones o en los ligamentos del tobillo. Esta prueba se ha convertido actualmente en la prueba de referencia para evaluar estas importantes estructuras de partes blandas.
Tratamiento
El tratamiento de un esguince es estado agudo generalmente comienza con un programa de fisioterapia agresivo que controla el dolor y la inflamación de forma inmediata. Este programa junto con medidas para proteger el movimiento de la articulación, fortalecimiento muscular y reeducación de los receptores sensitivos de la articulación suelen conseguir un retorno funcional complete a la actividad normal del corredor.
Conclusiones
Cuando un esguince Agudo o crónico de tobillo no es tratado de forma conveniente, como desafortunadamente ocurre en muchas ocasiones, pueden aparecer secuelas o posteriores esguinces en dicha articulación. Ya que las lesiones crónicas de esguinces de repetición no suelen mostrar un episodio agudo de inflamación evidente cuando el tobillo está débil e inestable, esta situación puede poner al corredor en riesgo de sufrir otro esguince cuando menos se lo espera. Los esguinces posteriores pueden ser más severos y causar incluso más daño que el esguince inicial.
El punto más importante a tener en cuenta cuando hablamos de esguinces de tobillo es, por tanto, prevenir que la lesión se cronifique y se vuelva repetitiva. La próxima vez que sufras una torcedura o una caída en un pequeño agujero, estate seguro de que no ha sido un “simple esguince”. Si no quieres tener este tipo de lesiones de forma repetida cuando corres, no pases por alto estos primeros síntomas. Si tienes dudas sobre la gravedad del mismo, consulta con tu podólogo.
Lesiones del Tendón de Aquiles en el Deportista
El tendón de Aquiles es el tendón más largo del cuerpo humano. Está localizado por detrás de la articulación del tobillo y puede sentirse como una estructura larga a modo de cuerda en la parte posterior del pie. Ya que todos los tendones sirven para unir el músculo al hueso, el tendón de Aquiles une los músculos de la parte posterior de la pierna (gemelos y sóleo) con los huesos en la parte posterior del pie (calcáneo).
El cuerpo muscular y la fuerza ejercida por los gemelos y el sóleo conjuntamente durante la práctica deportiva son mayores que todos de grupos musculares de la pierna juntos. Por lo tanto, la fuerza ejercida por estos músculos a través del tendón de Aquiles es muy grande ya que ayudan a mantener el equilibrio y el balance durante la marcha o la carrera, empujan el cuerpo hacia adelante durante la marcha, propulsan el cuerpo hacia adelante durante la carrera y propulsan el cuerpo hacia arriba durante el salto. Debido a la gran cantidad de tensión y estrés a la que está sometida el tendón de Aquiles durante la práctica deportiva, existe cierta predisposición del tendón de Aquiles a lesionarse durante la práctica deportiva.
La forma más común de lesión del tendón de Aquiles es lo que se antes se denominaba Tendinitis de Aquiles y que actualmente se reconoce como Tendinosis de Aquiles. La tendinosis de Aquiles hace referencia a una condición inflamatoria y/o degenerativa del tendón que causa dolor e incapacidad. Este proceso es relativamente frecuente en personas que se mantienen activos en la práctica deportiva. Los deportes que se encuentran más asociados a lesiones en el tendón de Aquiles son el baloncesto, tenis, carrera, futbol y voleybol.
La tendinitis de Aquiles tiende a ocurrir más frecuentemente en atletas más mayores de edad que en atletas más jóvenes. Según crecemos de edad al llegar a los 30 y especialmente a los 40 y 50, los ligamentos y tendones del cuerpo tienden a perder cierta flexibilidad y no se encuentran tan fuertes como antes. Esto predispone a los individuos más mayores que están activos en actividades como correr más predispuestos a lesiones en el tendón de Aquiles. Sin embargo, la tendinitis de Aquiles puede ocurrir a cualquier edad siempre y cuando se someta al tendón a un estrés excesivo que sobrepase sus límites normales de trabajo.
Diagnóstico
El diagnóstico de la tendinitis de Aquiles se realice por medio del examen físico del paciente y de los signos y síntomas que refiere. El dolor generalmente se asocia con un aumento de la actividad física, mayores cargas de entrenamiento. En muchas ocasiones también se asocia a un cambio en la zapatilla como pasar de una zapatilla de entrenamiento con un talón elevado a una zapatilla de competición o de clavos que resulta más plana. El dolor en el tendón de Aquiles es a menudo tan severo que correr resulta imposible y simplemente andar es muy molesto.
Tratamiento
La tendinitis de Aquiles suele responder generalmente bien al tratamiento conservador cuando se inicia de forma temprana. La cirugía no está inicialmente indicada a no ser que el tendón de Aquiles esté particularmente degenerado, roto o en casos muy severos de tendinosis crónica. Las medidas físicas de trabajo tendinoso y las Ortesis Funcionales pueden ayudar al tendón a recuperarse correctamente de forma más rápida.
Lesiones en el tendón tibial posterior en el Deportista
El tendón tibial posterior es un tendón especialmente predispuesto a sufrir procesos de tendinitis/tendinosis durante la práctica deportiva. El músculo tibial posterior es el músculo más importante del pie en frenar la pronación excesiva durante la marcha y durante las actividades deportivas. Es común en pacientes pronadores o con tendencia a pronar someter a este este músculo a un estrés excesivo que a la larga puede producer lesiones más o menos graves sobre el mismo.
Síntomas
Los síntomas de las lesiones tendinosas en el tibial posterior suelen ser dolor e inflamación en el borde interno del tobillo a lo largo del recorrido del tendon. El dolor aumento con la práctica deportiva, periodos largos caminando o simplemente estando de pie. La valoración de la fuerza muscular por el podólogo del tendon tibial posterior suele mostrar una pequeña disminución de la misma con dolor a las maniobras y a la palpación. Según el estrés sobre el tendón aumenta, puede existir dolor en reposo. En casos de lesión más grave, las lesiones que comenzaron con dolor leve en el tendón pueden acabar produciendo una rotura parcial o completa del tendón que muchas veces requiere cirugía.
Tratamiento
El tratamiento de los problemas del tendon tibial posterior en el deportista depende del tiempo que lleva el paciente con los síntomas. Las lesiones del tendón tibial posterior suelen responder generalmente bien al tratamiento conservador cuando se inicia de forma temprana. La cirugía no está inicialmente indicada a no ser que el tendón esté particularmente degenerado o roto. Las medidas físicas de trabajo tendinoso y las Ortesis Funcionales pueden ayudar al tendón a recuperarse correctamente de forma más rápida.
Lesiones de los Peroneos en el Corredor
Existen tres músculos peroneos en la pierna, uno en la zona anterior de la pierna (peroneo anterior) y dos músculos peroneos en la cara lateral de la pierna (peroneo largo y corto). Los tendones del peroneo largo y corto pasan por la cara externa del tobillo para insertarse en el pie. Estos tendones funcionan para mover el pie en una dirección anterior a la vez que aportan estabilidad lateral al pie y miembro inferior durante la marcha, la carreras y otras actividades deportivas.
La presencia de dolor en la cara externa del pie puede ser debida a diferentes causas. Una de ellas puede ser la presencia de lesión en los tendones peroneos. En niños esto puede aparecer como dolor o enrojecimiento en la base del quinto metatarsiano (que es el hueso por debajo del quinto dedo). La Tendinitis/tendinosis peronea suele causar dolor en el borde externo del tobillo. Las causas de lesión en los tendones peroneos pueden ser debidas a un esguince en el pie (o la presencia de esguinces crónicos de repetición) y/o a una función anormal del pie al caminar o realizar deporte.
Tratamiento
En casos leves de tendinitis/tendinosis de peroneos, reposo y medicación antinflamatoria junto con el uso de Ortesis Funcionales (plantillas hechas a medida para modificar las alteracines biomecánicas de la marcha) suele ser suficiente. En estadios más agudos puede ser necesaria la inmovilización durante 4-6 semanas. El tratamiento a largo plazo requiere un programa de estiramientos y fortalecimiento muscular apropiado y el uso de plantillas realizadas a medida previo molde del pie después de un riguroso estudio biomecánico. Estas medidas tienen como objetivo cambiar o paliar la función anormal del pie durante la marcha.
Ocasionalmente y en estadios mas graves el tendón se puede subluxar por la parte externa del tobillo. Esta alteración se denomina luxación o subluxación de los tendones peroneos y require tratamiento quirúrgico de la deformidad.